lunes, 4 de julio de 2011

¡¡Feliz cumpleaños, triprincesas!!


Fue el 28 de Enero de 2009 cuando un pipitest me confirmó lo que sospechaba desde hacía días: estaba en estado de buena esperanza. Mi marido y yo deseábamos con todas nuestras fuerzas ser padres, así que acogimos el positivo con una ilusión inmensa.

La primera ecografía me la hicieron estando embarazada de 6 semanas justas. Apenas se vio nada en la pantalla, un pequeño "garbanzo", pero el ginecólogo me insistió en que, viendo los resultados de mi análisis de sangre, no era fiable lo que se veía, puesto que el índice de la hormona del embarazo era altísimo. Una semana más tarde, acudí al servicio de urgencias del hospital por dolor agudo abdominal, y me hicieron una segunda ecografía, en la que se apreciaron dos embriones. No obstante, cuando salí de allí y me fui a casa de mis padres a darles la buena nueva, al enseñarle a mi madre la foto de la ecografía, ella me dijo:-"Aquí se ven tres embriones". Pero yo, como el médico había dicho que eran dos, y que la tercera mancha sospechosa de la ecografía era la placenta, hice caso omiso de aquel comentario de mi madre, que resultó tener más razón que una santa. En la 9ª semana de embarazo, en una ecografía de control rutinario de embarazo, cuando la ginecóloga terminaba de hacerme la ecografía, mi madre le preguntó por una mancha que se movía en la parte superior de la imagen... -"Un momento"- dijo la médico, y yo temí que algo no fuera bien. Miré a mi marido y su cara era un fiel reflejo de la mía, se había asustado. Y finalmente, miré a mi madre, y cuando la vi llorar y musitar:-"Yo lo dije, yo dije que eran tres...", supe qué era lo que pasaba exactamente.

Si bien al principio sufrimos un shock (¡¡íbamos a ser padres... de tres bebés de golpe!!), enseguida nos ilusionamos con la idea. Lo dijimos a toda la familia y amigos enseguida, muchos pensaron que les estábamos tomando el pelo, pero en general, todos se alegraron mucho y se volcaron con nosotros.

Salvo las náuseas y la acidez de estómago, tuve un embarazo idílico, sin excesivas molestias, todo marchaba sobre ruedas y yo me sentía, ante todo, feliz de que me hubiera tocado a mí ser trimami. En la semana 17 de embarazo, una ecografía confirmaba que eran tres niñas, tres princesas. En un foro de mamis múltiples donde comencé a participar en mi embarazo, las bautizaron como "las triprincesas", y hasta hoy, familia y amigos cuando hablamos de ellas así les llamamos. A los pocos días de confirmarnos su sexo, ya les pusimos nombre: Elisa, Isabel y Elena; aún no teníamos claro a quien de ellas le pondríamos cada cual, decidimos dejarlo para más adelante. Teníamos mucho tiempo... eso creíamos. El destino nos tenía reservados otros planes.

En la madrugada del 17 de Junio de 2009, estando embarazada de 25 semanas, me desperté de madrugada mojándome, y con un dolor inmenso en el pubis. Encendí la luz de mi dormitorio y grité, horrorizada, al ver que lo que me resbalaba por las piernas era sangre pura. Mi marido rápidamente llamó al 112 y no tardó en venir la ambulancia a por mí y trasladarme de urgencia al Hospital La Fe, donde me llevaban el embarazo. Allí la ginecóloga de guardia me confirmó que estaba de parto, totalmente dilatada (yo no entendía nada: ¡¡si no sentía ni un dolor ni medio!!), y, junto con otra compañera del servicio Materno-Infantil, deliberó si merecía la pena intentar pararme el parto o si me metían directamente al paritorio, pero claro, eran muy pocas semanas de gestación, y naciendo en aquel momento las niñas tenían pocas posibilidades de sobrevivir, y, en caso de hacerlo, lo harían con grandes secuelas y dificultades. Así que decidieron intentar pararme el parto con medicación (a tiempo de meterme al paritorio, siempre estaban). Tras cuatro horas monitorizada y siendo medicada por vía intravenosa, y por vía sublingual y oral, lo lograron.

Me dejaron ingresada haciendo reposo absoluto, con prohibición de levantarme de la cama para absolutamente nada; me dejaron claro que ya no saldría del hospital sin haber tenido a las triprincesas. Los médicos fueron muy tajantes conmigo y mi familia, y nos explicaron que, dado que tenía el cuello del útero totalmente borrado, y las pocas semanas de gestación en las que me hallaba, probablemente mi gestación acabaría en pocos días, y mis hijas morirían, puesto que no estaban lo suficientemente desarrolladas como para sobrevivir.

Fueron días durísimos, de miedo, de incertidumbre, de DOLOR, en mayúsculas, sí. Todos nuestros familiares y amigos se volcaron con nosotros y nos brindaron sus ánimos, sus oraciones, sus energías positivas... Todo. Nunca les podremos agradecer todo cuanto hicieron por nosotros.

Contra todo pronóstico, pasó una semana. Y otra. El parto estaba completamente parado, yo seguía haciendo el reposo según lo prescrito, y, aunque aún era pronto para que pasase el peligro, nosotros seguíamos creyendo que un milagro era posible para las triprincesas, aunque los médicos, en su deber y afán de mantenernos al corriente de las dificultades que podían surgir, nos repetían, día tras día, que no debíamos hacernos ilusiones.

En la madrugada del 4 de Julio de 2009, tal día como hoy hace dos años, estando embarazada de 27 semanas y 5 días, me desperté de madrugada nuevamente mojada. Le pedí a mi prima, que estaba cuidándome esa noche, que encendiera la luz, y de nuevo contemplé horrorizada que estaba teniendo una hemorragia, similar a la de 18 días antes. Llamamos a la enfermera, que vino y, al comprobar lo que estaba pasando, decidió llamar a un celador para que me bajase a Urgencias.

Al llegar allí, me exploró una matrona y me dijo que ya tenía asomando una cabeza, así que era necesario hacerme una cesárea de urgencia. La ginecóloga pasó a verme y me dijo cómo se iba a proceder, le pregunté si en esa semana de gestación mis hijas ya podían ser viables, y me dijo que era demasiado pronto, y que no me podía dar ninguna garantía de que fueran a vivir.

Las auxiliares y enfermeras me prepararon rápidamente para entrar a quirófano. Yo pedí que llamaran al sacerdote del hospital para que viniera a darme la Unción de Enfermos, por si finalmente les pasaba lo peor a mis hijas. Mis padres y mi marido llegaron raúdos y veloces al hospital, pocos minutos antes de que yo entrara a quirófano.

Entré asustada al paritorio, con dudas sobre si iba a dar a luz a mis triprincesas o me las iban a extirpar, porque nos habían puesto todo tan negro... El anestesista y la ginecóloga me dijeron que, por ser una cesárea de urgencia y por temor a lo que pudiera pasar a las niñas, era preferible ponerme anestesia general. Me dormí suplicando entre gritos, desesperada, que salvaran a mis hijas.

Me desperté invadida por una amarga sensación de derrota. Pensé:-"Todo ha acabado". Aún estaba en quirófano, y me quedé inmóvil, mirando al techo, sin decir nada, sin capacidad siquiera para suplicar al Cielo una vez más. Fue el anestesista quien vio que me había despertado y me dijo:-"¡Hey! ¡Si ya estás despierta! ¿Qué pasa, no piensas preguntar por tus hijas?". -"No me atrevo"- respondí. -"Han nacido con buenos Apgar. Están estables, y, sobretodo, muy vivas". El corazón me dio un vuelco. La sensación de derrota se convirtió nuevamente en esperanza. Entonces, como una madre cualquiera al parir, comencé a preguntar sus pesos, cómo se encontraban, dónde estaban... Y salí del quirófano inmensamente alegre. Una enfermera me pidió que le diera sus nombres, y se los asignamos en orden de elección del mismo, según el orden de nacimiento: Elisa, la primera, nacida a las 5:43 am, con 940 gramos de peso; Isabel, la segunda, nacida a las 5.44 am, con 930 gramos de peso; y Elena, la tercera, nacida a las 5:45 am, con 1´010 Kgs de peso.

Conforme nacieron se las llevaron a la UCI de neonatos. Precisaban respiración asistida, así como transfusiones y otra serie de tratamientos, todo derivado de su prematuridad. Yo pude verlas por primera vez 48 horas más tarde de su nacimiento, puesto que había perdido mucha sangre previo a la cesárea y durante ella, y estuve dos días muy convaleciente, sin poderme siquiera sostener sentada.

Elisa y Elena estuvieron dos meses ingresadas en neonatos, uno de ellos en la UCI y otro en boxes. Tuvieron alguna que otra dificultad, pero la superaron sin problemas. En Septiembre de 2009 la médico les daba el alta y nos las llevábamos a casa.

Isabel necesitó un mes más de hospitalización, dos meses los pasó en la UCI por severos problemas respiratorios y el tercero en boxes. El 1 de Octubre de 2009 al fin pudo venir a vivir con nosotros a casa.

Hoy hace dos años de su nacimiento, de la noche más angustiosa de mi vida... y a la par, del mejor día de mi existencia, sin lugar a dudas. Nunca podré agradecer lo suficiente a Dios que hiciera posible lo que para la medicina era imposible. A día de hoy tengo tres hijas sanas y felices, que ya hablan un montón, corren, saltan... los médicos dicen que se han igualado con éxito en peso, altura y desarrollo a cualquier niño de su edad nacido a término.

Son niñas risueñas, sociables, cariñosas... se hacen querer, quienes las conocen lo saben. Huelga decir que yo quiero a mis triprincesas más que a nada ni a nadie en este mundo, ¿verdad?

Aunque su cumple es hoy, el sábado hicimos una fiesta con la familia y los amigos para celebrarlo. Este año parece que se enteran un poco más de qué va el asunto, estaban entusiasmadas viendo tanta gente en casa, jugaron mucho, hicieron muchas gracias... ¡¡se las veía tan contentas!!

Hubiera sido delito que una madre aficionada a la cocina como la suya no les hubiera hecho una tarta, así que, condicionada por el factor tiempo y por la cantidad de faena que tenía entre el trabajo y la preparación de su fiesta, les hice la tarta-tren que veis en la foto de arriba. Los bizcochos son pasteles de chocolate de Hacendado. Las ruedas las hice con Filipinos y Mikados, y tanto la locomotora como los vagones los decoré con nubes, ositos de gominola y Lacasitos. Lo hice fijándome en diversos modelos que encontré en Internet, así como poniéndole toda mi imaginación y mi cariño. ¿Os gusta cómo quedó? A mis triprincesas les encantó, se quedaron tan anonadadas que no fueron capaces de soplar las velitas, y luego comenzaron a coger los lacasitos y los ositos y a repartirlos entre los invitados... se nos caía la baba con ellas, jejejejeje.

Hoy no os cuelgo receta, pues. Os cuelgo con orgullo y embriagada por la emoción, la historia de mis hijas, las tres niñas más valientes y luchadoras (desde antes de nacer incluso) que jamás he conocido: mis triprincesas. Desde aquí les deseo un feliz cumpleaños, y como todos los días, les agradezco que, contra todo pronóstico, se quedaran con nosotros. ¡¡Os quiero, hijas mías!!

16 comentarios:

  1. Ainsssss, que me he inflao de llorar, justo iba a cerrar mi escritorio de blogger y me he encontrado tu entrada.
    Jolines feliz cumple, eres una madraza, he llorado cuando tu mami te lo dijo también, con el anestesista despertándote.
    Eres una luchadora, jolines como me voy a ir a la cama ahora en plan llorera de cómo lo has contado.
    Un beso a las princesas

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  2. Me has puesto los pelos de punta... recuerdo perfectamente todo, pero ya hace 2 años de todo eso, tienes unas niñas preciosas, maravillosas y ante todo... sanísimas!!!!
    Muchos besitos a las triprincesas!!!!

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  3. Debió ser angustioso, pero al final salió todo bien y tienes a tres preciosidades, muchas felicidades a las peques y a ti por haber sido tan fuerte.
    Besos

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  4. Que preciosidad lo que le has puesto por aquí.
    Peazo mamá que eres,enhorabuena.
    A disfrutar mucho de este maravilloso segundo aniversario.
    Un abrazo enorme.

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  5. Hay que todavía me estoy secando los lagrimones!!
    Da a mis amiguitas un besazo de parte de arenita y otro muy grande para ti, una mama estupenda y una gran persona.
    Me ha gustado muchísimo conocer tu historia.
    Feliz semana, guapísima.

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  6. Se me han saltado las lágrimas...... mi madre tuvo gemelas, y los días que estuvieron en UCI fueron los peores que recuerdo en muchísimo tiempo.

    Mil besos a tus triprincesas.
    Y otros mil para tí.

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  7. Me he emocionado muchísimo leyendo la entrada. Tuviste que pasarlo muy mal cuando te dieron tan pocas esperanzas... Buff!
    Qué alegría ver a tus hijas tan sanas y felices!

    Muchísmos besos para esas tres princesitas.

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  8. Que llorera me ha dado tu historia. Debiste pasar una angustia inimaginable y que no se le desea a nadie, pero el cuento termina de una forma feliz, tienes a tus tripinces (me ha encantado el nombre) que además son preciosísimas.

    Besos

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  9. Felicitaciones para las triprincesas. Buena semana. Bjs...Marta

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  10. ¡Que orgullo de hijas, llegarán lejos, son luchadoras natas!

    Felicidades a tí por ser trimadre y a ellas por su cumpleaños.

    Tribesos y besos para tí.

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  11. Recuerdo todo esto como si hubiera ocurrido ayer, y ya han pasado 2 años ... pero como hace dos años también hoy me has hecho llorar ...
    Yo además de felicitar a tus triprincesas tengo que darles las gracias, porque si no fuera por ellas no nos habríamos conocido.
    FELIZ CUMPLEAÑOS TRIPRINCESAS!!!! FELIZ ANIVERSARIO DEL DIA MÁS FELIZ DE SU VIDA A SU TRIMAMI!!!!!
    Y GRACIAS POR HABER COMPARTIDO CONMIGO Y CON MIS BAILAORAS TANTOS MOMENTOS FELICES, MAS LOS QUE NOS QUEDAN POR VIVIR!!!

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  12. He llegado de casualidad a tu blog y estoy literalmente llorando, no puedo parar....

    Es impresionante, la fé mueve montañas, no sé que decirte más que OLE TUS OVARIOS¡¡¡¡¡
    Muchisimas Felicidades de todo corazón a tus tres princesas luchadoras y a ti por ser una madre coraje :)

    Muchisimos besos y a esperar al siguiente tricumpleaños ;)

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  13. Hola Marta! Muchas felicidades por este tricumpleaños. Tienes una niñas preciosas!
    Té cuento! ¿Te acuerdas del reto de Film&Food que teniamos que hacer una receta que nos propusiera otro bloguero que se apuntara al reto? Pues me tocó tu receta, y así descubrí tu blog. Al final no tiré para adelante el reto, estaba muy liada con el fin de curso de mis hijos y tuve miedo de no cumplir. De todas formas me alegro de haberme presentado en principio porqué así conocí tu blog y a tus triprincesas. Me hizo mucha ilusión ver que me había tocado tu blog, supongo porqué me transmitiste una sensación de coraje, llevando adelante a estas tres preciosidades.
    Bién, gracias por dejarnos entrar en tu cocina y muchas felicidades a toda la familia, y a la abuela por esta tarta tan fantástica.
    Un abrazo!

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  14. Vaya historia mas preciosa, me has hecho llorar, yo tengo dos mellizos de cuatro años y una bebita de ocho meses y tengo tan reciente lo del parto, el embarazo, aunque yo no tuve ningun problema en los embarazos, me puedo imaginar tu angustia en aquellos dias, y tu alegria hoy que estan tan sanas. ¡Mucha salud para cuidarlas y enhorabuena!

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  15. hola marta,he dado por casualidad con tu blog y me he quedado fascinada leyendo la historia del nacimiento de tus hijas,q mal se debe pasar,pero como compensa todo verdad? y vaya que fuerzas han tenido para seguir adelante tus triprincesas! mucha mucha salud para seguir asi de bien y un besazo para ti y tus niñas.
    me quedo en tu blog por supuesto!.
    un saludo
    http://conaromaacaserito.blogspot.com/

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  16. Vaya historia, cuanto miedo y malos ratos tuvísteis que pasar, pero viendo ahora a estas monadas....todo se olvida, verdad'.Besitos para todas.

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