A modo de presentación

¡¡Al fin estoy escribiendo la primera entrada de mi blog de cocina!! ¡¡No puedo creerlo!!
Tanto tiempo esperando al fin poder hacerlo... y ahora no sé muy bien qué decir, ¡¡oops!! Bueno, intentaré ser breve, clara y concisa (no garantizo nada, jeje). Así me conoceréis algo mejor.
Soy Martamarie, una chica de casi 25 años que jamás hubiera imaginado que podría acabar teniendo entre sus hobbies cocinar. Y es que, desde niña, nunca tuve especial habilidad ni para los deportes, ni para las artes plásticas... ni para la cocina. Tampoco me interesaron especialmente ninguna de las tres. Aún recuerdo la primera vez que hice filetes de lomo a la plancha, con 14 ó 15 años, con el cuerpo apartado medio metro de los fogones y dándoles la vuelta con las pinzas dando grititos, qué patética, jeje. Mi familia recuerda entre risas otras anécdotas en sus intentos desesperados de enseñarme a cocinar.
Pasaron los años... y la inspiración culinaria seguía sin llegarme. Los platos precocinados se convertían en mis principales aliados si mis padres decidían irse fuera el fin de semana. Y así, llegó el momento en que mi marido y yo nos casamos. Y yo no sabía ni hacer un huevo frito. Pero la verdad es que él se da bastante maña en esto de la cocina, así que no le importó: me dijo que él cocinaría, y yo fregaría los platos. Reparto justo y equitativo. Sonaba bien.
Una vez casados, mi marido quiso intentar enseñarme a cocinar. No tuvo mucho éxito, como no lo habían tenido mi madre, mis hermanas... pero bueno, el pobre hizo lo que pudo, y algo logró: a mis 22 años, aprendí a hacer huevos fritos (más vale tarde que nunca, ¿no? Jajajajajajajajaja). Meses después de casarnos, estando de vacaciones en el apartamento de mis padres, charlaba yo un día con mi vecina y gran amiga Elisa en su cocina, mientras hacía la comida con un aparato extrañísimo que no había visto jamás: la Thermomix. Me llamó la atención, y le pregunté por sus funciones y esas cosas... me interesó muchísimo. Una semana después, su presentadora (y desde ese momento la mía también) estaba visitándome en mi casa, vendiéndome una maquinita. Este hecho, aparentemente irrelevante, marcó un antes y un después en mi relación con la cocina. La inspiración culinaria comenzaba a acercarse a mí.
Comencé a usarla sin especial entusiasmo. Cierto es que hice muchas cosas, bizcochos, tartas, empanadas, guisos varios, etc., pero tampoco con mucha ilusión. Si un día me levantaba con ánimo, ese día hacía la comida y punto. Si no, para eso estaba mi marido... y yo para fregar los platos, jejejeje.
Y en estas estábamos ya unos mesecillos, cuando me quedé embarazada de mis triprincesas. ¡¡Sí, trillizas!! Mi marido y yo estábamos encantados, aunque eso sí, asustados y consternados por lo que ello podía suponer (luego no ha sido para tanto, o al menos de momento no está siéndolo). Ahí dejé de lado la cocina. Los olores de comida me daban náuseas en su inmensa mayoría. Estaba muy cansada, y mi barriga crecía a un ritmo vertiginoso. No me sentía con fuerzas para hacer nada.
Durante mi embarazo, conocí dos foros de madres múltiples, y me aficioné a leer y escribir en ellos casi a diario. Gracias a esos foros, y a la gente estupenda que hay en ellos, madres extraordinarias y simpatiquísimas, la crianza de mis hijas me está siendo mucho más llevadera.
Cuando a mis triprincesas les dieron el alta en el hospital, tras varios meses ingresadas en neonatos, me encontré con que apenas podía salir a la calle con ellas, puesto que entre biberón y biberón, y sumando a eso cambios de pañales, y demás, no me quedaba apenas tiempo. Así que me atrincheré en casa, y entre toma y toma, siempre y cuando ellas durmieran y no tuviera nada que hacer por casa, entraba al foro de madres múltiples a hablar con mis ya entonces amigas.
Hay allí un subforo muy interesante, "El rincón de la cocina"; y allí, muchas maravillosas madres múltiples compartimos nuestras recetas, nuestras dudas, etc.
Así conocí, ya no sólo recetas maravillosas, sino también útiles máquinas para la cocina, como por ejemplo, la maravillosa olla programable FussionCook; me la compré en Enero, y estoy encantada con ella. Es el complemento ideal para mi Thermomix.
Y yo veía a mis amigas cómo se apañaban con su casa, sus trabajos, y además cocinaban aquellos platos que tan exquisitos se veían en las fotos... y comencé a pensar: "si ellas pueden, ¡¡yo también!!" Y entonces la inspiración culinaria se apoderó de mí, y comencé a trabajar a destajo en mi cocina. Con emoción, con entusiasmo... buscaba nuevas recetas, preguntaba en el foro por dudas, les mostraba orgullosa las fotos de los resultados...
Desde entonces, esto ha sido un no parar. Primero fueron guisos sencillos; luego, algún bizcocho más complicado. En Junio, decidí iniciarme en el arte de decorar tartas con pasta de azúcar (fondant); hice varias probaturas, y hasta me matriculé en un curso. También en esa época comencé a frecuentar foros de cocina. En Agosto, me compré una panificadora para poder elaborar mis propios panes, así como masas para brioche, empanadas, mermelada, etc. ; aún sigo investigando todos sus programas y probando nuevas recetas con ella (ya las iré compartiendo). Y hace tres semanas me compré la incubadora de yogur Yogotherm, para elaborar mis propios yogures caseros (y aunque la he usado poco, estoy encantada, nunca he comido yogures tan ricos como los que hago con mi incubadora).
Y esto es todo, vaya, para ser una presentación, me ha quedado bastante larga, ¿no?
Pues nada, espero que esta entrada os haya gustado, y que me sigáis; yo intentaré colgaros recetas con asiduidad.
¡¡Besitos múltiples para todos/as... y sed bienvenidos/as a mi blog!!